Enviado por jose.luis.melgosa el
Aprovechando la visita que ha realizado en la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Industrial y Aeronáutica de Terrassa (ETSEIAT), Estech ha entrevistado al ex-astronauta y físico alemán Ernst Messerschmid, que ha impartido una conferencia dirigida a los estudiantes titulada 'Desde el espacio a la tierra: el laboratorio y el mercado '. Messerschmid participó en la misión Spacelab D1 a bordo del STS61A-Challenger y dirigió durante cinco años el Centro Europeo de Astronautas de la ESA. Este científico brillante, amable, simpático y extraordinariamente didáctico, explica, por ejemplo, que el sector privado ha llegado al espacio para quedarse y que dentro de 20 años el hombre que pisará Marte se está`formando ahora en una universidad como la UPC. Haga clic en el título de la entrada y no se pierdan detalle

¿Como han evolucionado las misiones en el espacio?
La visión del espacio ha cambiado radicalmente. Los primeros vuelos espaciales eran, sobre todo, manifestaciones del poder de algunas naciones. Hoy, la cooperación internacional permite una amplia gama de objetivos científicos o tecnológicos en el espacio. El sector privado se ha convertido en uno de los principales inversores comerciales de las misiones espaciales. Actualmente, el espacio es un laboratorio científico, al tiempo que un mercado y un puesto de trabajo.
¿Y como está interviniendo el sector privado en el espacio?
El espacio es un gran negocio, sobre todo para las grandes empresas de telecomunicaciones que lo necesitan para ubicar sus satélites y poder dar servicios cada vez mejores a sus clientes que piden sobre todo inmediatez, rapidez y cobertura. El sector privado mueve 200.000 millones de dólares en todo el mundo en el sector espacial. Esto supone las dos terceras partes del total. Ahora, actualmente, el espacio se ha convertido en una infraestructura más de la Tierra y debemos de educar a los ingenieros en este contexto. Las tecnologías derivadas de los programas espaciales de todo el mundo tienen una influencia cada vez mayor en nuestra vida cotidiana.
¿El turismo espacial es también parte importante de este negocio?
Soy bastante escéptico en relación a esta vertiente de los negocios en el espacio. Muy poca gente se puede beneficiar. Tal gente con mucho dinero que quieren vivir una experiencia exclusiva y emocionante. Pero debemos pensar que esto es poco sostenible. Si hemos de invertir o al poner recursos para ir al espacio debe ser para actividades que beneficien a muchas personas. Enviar una nave al espacio es muy costoso, y además consume muchísima energía. Por lo tanto, debemos apostar y centrarnos, sobre todo en sacar provecho científico a las misiones espaciales. Ir al espacio debe contener un valor añadido social y científico.
¿En este marco del espacio como mercado, hay mucha competitividad entre la NASA y la ESA?
Estas son las dos grandes agencias espaciales en el mundo, pero China es una potencia emergente, y Japón, Rusia, Brasil, Canadá e Italia participan también en la Estación Espacial Internacional. En el negocio del espacio hay de todo. Por un lado competitividad lógica para atraer más clientes con los que poder sacar adelante sus proyectos. Pero por otra también hay mucha colaboración. Un ejemplo es la misma Estación Espacial Internacional. Yo diría que en cuanto a las grandes misiones, sin la colaboración mutua de las grandes potencias no sería posible alcanzar los objetivos.
¿El hombre llegará a Marte?
El hombre pisará Marte dentro de 20 años. Posiblemente los astronautas que se paseen por primera vez por el planeta rojo están formando hoy en una universidad como esta. Ahora, la NASA, la ESA y algunas universidades estamos trabajando precisamente para hacerlo posible. De hecho, Gisella Detrell, la profesora de la ETSEIAT que me ha invitado a venir a la UPC, prácticamente tiene ultimada su tesis doctoral que estudia los vientos y determinados aspectos de la logística necesaria para organizar una misión del hombre a Marte y establecer metodologías con las que los astronautas podrán realizar su tarea.
¿Y por qué el interés por Marte?
En 10 años posiblemente veremos de nuevo al hombre a la Luna. Sin embargo, y por muy paradójico que sea, debido a la infinitud del espacio no tenemos muchas opciones de elegir destinos y estamos muy limitados, entre otras razones, porque en las misiones espaciales hay, sobre todo, un problema, y es la falta de agua y la necesidad de producirla. Marte tiene una masa que es la décima parte a la de la Tierra. La comunidad científica ha visto que a través de Marte podemos conocer y prever mucho mejor el futuro de nuestro planeta. Con Marte se abren nuevas vías de investigación científica muy interesantes con resultados que seguro generarán grandes avances científicos y tecnológicos. Marte podría ser una plataforma desde la que se podría llegar más lejos.
Entonces, ¿dónde quedan las estaciones espaciales?
Las estaciones espaciales son fundamentales. Gracias a la Estación Espacial Internacional, en la que colaboran diferentes países, se beneficia por ejemplo la medicina, la ingeniería con la creación nuevos materiales, la química y en definitiva, todas las áreas del conocimiento científico. Sin esta infraestructura científica tampoco sabrían todo lo que hemos llegado a saber sobre el cambio climático. Este es un ejemplo más de cómo el espacio es algo esencial en nuestro presente para poder averiguar mejor nuestro futuro.
¿Nos podría explicar su experiencia como astronauta?
Yo tuve el privilegio de participar en la misión Spacelab D1 a bordo del STS61A-Challenger, 1985. Estuve entrenando cinco años. Fue muy especial. Como podréis imaginar, es una experiencia única. Si uno piensa que forma parte del pequeño grupo de personas que, a lo largo de la historia de la humanidad, ha tenido la oportunidad de ver nuestro planeta desde el espacio, lo cierto es que se siente especial y muy orgulloso. Mi experiencia, además, contiene una marte muy emotiva, porque la siguiente misión del Challenger sufrió el trágico accidente y todos sus tripulantes murieron en la misma nave y en la misma cabina que yo ocupé. Todos los que estamos involucrados en los viajes al espacio somos conscientes de los riesgos que conllevan. De hecho, en 2003 una misión del Columbia vivió otro accidente en el que murieron los siete tripulantes. Para ello se trabaja mucho en la seguridad de las misiones. Ahora, por ejemplo, se ha separado la cápsula donde se ubican los astronautas de todas las otras partes de la nave.

La trayectoria científica de este ex-astronauta se inicia en 1972, con su graduación en física por la Universidad de Tübingen. Desde 1972 hasta 1975 fue científico visitante en el CERN en Grenoble, trabajando en haces de protones en aceleradores y plasmas. Obtuvo el título de doctor por la Universidad de Freiburg en 1976. En 1978 comenzó a trabajar en el Centro Aeroespacial Alemán (actualmente DLR) dentro del instituto de tecnología de la comunicación, hasta que fue seleccionado astronauta en 1983.
Después de su experiencia espacial en la misión Spacelab D1, ejerció de director del Instituto de Estudios Espaciales de la Universidad de Stuttgart, hasta el año 2000. Actualmente es profesor de la Universidad de Stuttgart, con más de 150 artículos publicados, 10 libros y 10 patentes registradas
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